Un año más, el patio central del Parlamento de Cantabria ha sido el escenario en el que se han revivido los tradicionales cánticos de las Marzas, arraigados en diversas comarcas de Cantabria. En esta ocasión han participado grupos de Reinosa, Santander y Torrelavega, con asistencia del presidente del Gobierno de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, la presidenta del Parlamento de Cantabria, Dolores Gorostiaga, el consejero de Presidencia y Justicia, Rafael de la Sierra; la directora general de Cultura, Marina Bolado; así como el alcalde de Torrelavega, José Manuel Cruz Viadero y diputados del Parlamento de Cantabria.

La presidenta del Parlamento, Dolores Gorostiaga ha sido la encargada de dar la bienvenida a los componentes de la Ronda Marcera de Torrelavega, de la Ronda Las Fuentes de Reinosa y del Coro Ronda Altamira de Santander y a numeroso público a lo que ha denominado "la casa de todos".

El presidente de la Asociación Ronda Marcera, Juan José Crespo, ha sido el encargado de explicar la historia de este canto y de presentar las diferentes sensibilidades y tipologías a la hora de dar la bienvenida al mes de marzo. Asimismo, se destacó el nombramiento como Marcero Mayor de 2017 a Miguel Ángel Romero, campurriano de nacimiento, establecido en Torrelavega desde hace décadas, donde impulsó el canto de Marzas entre la población escolar, a partir de su labor docente en el CEIP Pintor Manuel Liaño, de Barreda, donde ha ejercido como director hasta su jubilación.

El Gobierno de Cantabria, a través de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte apoya, un año más, esta celebración, que se inició ayer y  concluirá el próximo 18 de marzo. En estos eventos, participarán ocho agrupaciones corales, que interpretarán estas canciones tradicionales en Torrelavega, Reinosa, Galizano, Santander, Laredo, Colindres y Santoña.

Asimismo, la Asociación Ronda Marcera ofrecerá un recital en Valladolid el próximo 18 de marzo en la Casa de Cantabria y en la Plaza Mayor de la ciudad, junto al Ayuntamiento.

Las marzas son una tradición cántabra que fue declarada Bien de Interés Cultural, en la categoría de inmaterial, por el Gobierno de Cantabria en el año 2015, algo que, según Juan José Crespo, premia el resurgimiento de una costumbre que "perdurará con los siglos".