El grupo municipal regionalista en el Ayuntamiento de Santander quiere que los Campos de Sport de El Sardinero garanticen su accesibilidad tanto a socios como usuarios ya que a día de hoy ninguna persona con problemas de movilidad lo tiene sencillo para acceder a un gran parte de puntos de dicho recinto deportivo.

Y es que aprovechando las obras que se van a llevar a cabo en el estadio para el regreso del equipo racinguista a la División de Plata, el concejal regionalista, Vicente Nieto, ve una buena oportunidad adaptar la instalación para dar cumplimiento a la normativa actual de accesibilidad, que por ley es de obligado cumplimiento para aquellos bienes o servicios de titularidad pública o privada que concierten o suministren las administraciones públicas y que debieran haberse realizado en el plazo de diez a doce años desde la entrada en vigor de dicha ley.

Nieto apunta que actualmente solo hay destinada una esquina del estadio, con escasa visibilidad, “habilitada” para aquellas personas con movilidad reducida, puesto que otras zonas como tribuna y grada norte tienen un escalón de acceso y el resto de localidades hay que subir escaleras para llegar a ellas”.

Por otro lado, ha pedido al equipo de gobierno PP-Cs que dé cumplimiento al prometido plan para adaptar todas las instalaciones deportivas municipales a las personas con discapacidad, que fue anunciado en 2019.

Fue entonces cuando la propia alcaldesa se comprometió a hacer un diagnóstico de la accesibilidad de las instalaciones del IMD con la intención de poner en práctica un plan progresivo de adecuación para que estuviesen al 100% adaptadas y sin barreras arquitectónicas y abordar la necesaria labor de garantizar la accesibilidad universal a todos los ciudadanos.

Entre las cuestiones a tener en cuenta, recuerda el PRC, se miraría el entorno y las zonas peatonales, la existencia o no de plazas reservadas para personas con movilidad reducida y los itinerarios de la instalación, los accesos al recinto, tanto a pista como a zona de gradas para el público, la reserva de plazas específicas con espacio para sillas de ruedas, o la existencia de servicios higiénicos adaptados.

Por ello apuntó que, transcurridos tres años, no solo desconocemos el resultado de dicho estudio ni el grado de cumplimiento del plan, pero si por los hechos tendríamos que hacer una valoración, “poco” se ha hecho a la vista de que una gran mayoría sigue sin ofrecer dicha accesibilidad.