Carta a los Reyes Magos de un regionalista de Santander

Tribuna Libre

5 Enero 2012
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Queridos Reyes Magos:

             Tengo ya 49 años, bueno, es algo que sabéis de sobra. Y mi madre, cuando le digo que tengo que escribir la carta me mira de reojo mientras escribe sus memorias. Mis hijos susurran entre dientes que son cosas de papá desde que anda en asuntos políticos, y  me vieron en los cartelones de las campañas electorales con una nariz de payaso que me resultaba muy atractiva.

 Este año quiero daros las gracias de todo corazón. Han pasado los años. Y la Epifanía para mi, tiene un nuevo y mágico sentido. Más aún en los tiempos en los que el mundo parece cuestionarse a sí mismo, en los que la competitividad y el depauperado concepto del "estado de bienestar" se transforman en fantasmales presencias  que producen un escalofrío que acaba en la nuca instalándose en forma de tensión de futuro.

 Gracias. Gracias por haber puesto el conocimiento, la sabiduría, al servicio de la inocencia. Gracias por regalarnos la aventura de ofrecer a un niño los símbolos del saber y del conocimiento, por ofrecernos la ruta de las estrellas que permite a los navegantes seguir sus guiños sin sextantes.

 Como no puedo presumir de haberme portado muy bien, este año seré breve en mis peticiones.

 Cuando lleguéis a Santander, os pido que le susurréis al oído que mire al mar. Y que frente a ese maravilloso espejo que es la bahía, se contemple, de vueltas despacio sobre sí misma para ver sus carencias, las nuestras, las que vivimos, las que callamos, las que ocultamos. Pero también que contemple orgullosa sus capacidades, su belleza, sus inimaginables recursos.

 También os pido que, en el corazón de cada niño, de cada niña, dejéis una gota de ese maravilloso mar que es nuestra esencia, elixir del mañana, que les haga sentir al despertar por la mañana, la ilusión, los futuros compromisos, la formación que les permita sentir que esta ciudad es una ciudad para ellos.

Aunque sea por esta vez, Majestades, en este viaje, os pido que no dejéis carbón a políticos, profesionales, empresarios, trabajadores, artistas, agentes culturales. No dejéis carbón a los hombres y mujeres que viven en muchos casos la incertidumbre multiplicada hasta unos niveles que desbordan la angustia, la ansiedad, el miedo a no poder seguir luchando en cada casa, en cada familia. Quizás se necesite un milagro, pero sigo creyendo que algún 6 de enero me despertaré contemplando la ciudad empresarial frente al Parque Tecnológico en la zona norte de la ciudad, ese frente marítimo tan poderoso y bello como potencialmente productivo. Con una Ley de dación en pago para quienes pierden la vivienda, sin tener que seguir pagando de por vida a los bancos las cantidades prestadas. Con una sociedad que se organiza y se ayuda en momentos de dificultad... Perdón, perdón, que ya sé que eso no os lo puedo pedir a vosotros.

 Queridos sabios, dejadnos, eso sí, un poco de incienso, lo que "enciende, lo que ilumina", que nos permita ver soluciones reales a nuestros problemas como ciudadanos.

Y algo e mirra, eso que representa la naturaleza humana, que se utilizó tantas veces para diluir una parte de la tinta y poder escribir en los papiros la historia de la cultura, ahora de nuestra cultura. Todo ello lo mezclaremos delicadamente con nuestra capacidad de trabajo, con nuestra formación y conocimiento, añadiremos la tintura de la esperanza sacada de la Caja de Pandora, recogeremos las demandas de los más necesitados y, todo ello, lo dejaremos airearse al sur, a la bahía, el día 6 de enero.  Será un bello regalo en el espíritu de cada santanderino, de cada santanderina.

 Melchor, no te enfades. Pero no nos hace falta oro. El oro es nuestro esfuerzo conjunto, nuestra conciencia como sociedad de que tenemos una responsabilidad sobre nuestro futuro colectivo. El oro está en las capacidades de cada hombre y mujer que lucha por salir adelante, por crear iniciativas y hacerlas valer. El oro está en cada uno de nosotros. Y ese oro es el que ofreceremos a la inocencia de nuestros hijos, a las nuevas realidades que deseemos dibujar para nuestra ciudad, nuestra tierra.

 Y el año que viene ya os contaré el resultado, seguro que sorprendente si hacemos buen uso de lo que nos regaláis, de lo que hagamos con vuestros presentes.  Y será Santander la que os pida, en sus sueños, seguir creciendo hacia donde su inocencia, su sabiduría natural la lleve, nos lleve, vayamos.

 Como cada año, gracias por leer con atención y paciencia estas líneas, como cada padre, cada madre, leen en los ojos de sus hijos una ilusión en muchos casos inquebrantable.

 José Mª Fuentes-Pila Estrada

Portavoz del Grupo Regionalista

Ayuntamiento de Santander